Retromóvil en Mungia

    Si uno es un apasionado del automóvil, de las brillantes llantas, del rugido del motor y del olor a gasolina, o de los que sueñan con conducir un Cadilac por la famosa ruta 66,  un Rolls-Royce como un lord inglés, o simplemente quieren volver a contemplar aquellos pequeños coches que lo llevaron de verano por toda España tienen, en el País Vasco, dos opciones: La Torre Loizaga o la exposición de coches clásicos de Mungia que organiza la asociación del Goggomobil todos los terceros domingos de los meses impares. 

En esta ocasión el tiempo nos dio una tregua y pudimos sacar a la joya de la familia: un Citroen DS de 1973. Después de causar unas cuantas miradas de curiosidad en nuestro viaje, llegamos a Mungia. Se elige esta localidad porque fue en sus fábricas, en pleno milagro económico español, donde el Goggomobil fue creado en exclusiva y donde se convirtió en el competidor del mítico seiscientos. 

La exposición es de entrada gratuita y los aficionados pueden llevar todo vehículo considerado clásico, es decir, de una antigüedad superior a 25 años. Además se organiza un pequeño mercadillo en el que se pueden adquirir juguetes antiguos, números atrasados de revistas del motor, recambios o incluso coches de scalextric de todo tipo. Así pues si uno es un coleccionista de estos artículos, aquí puede encontrarlos a un precio menor que en las tiendas oficiales.  

Los primeros coches en llegar fueron varios seiscientos y un par de Minis. Poco a poco el recinto fue llenándose con Escarabajos (Wolsvagen 1300), un Renault Alpine, un Renault 4L (también conocido como cuatrolatas), un Fiat Abhart, un Renault 8, varios Dos Caballos y un Triumph TR6. Pero sin duda alguna los reyes fueron nuestro Citroen DS, un Austing-Healey y el todopoderoso Ford Mustang rojo que se llevó la mayoría de las miradas. También hubo lugar para las motos y para alguna que otra curiosidad como una Siata de caja abierta, la única de toda España.

  No abundan las actividades como esta, en las que los enamorados de los coches pueden presentar a esas criaturas que tanto dinero y esfuerzo les han llevado en algunos casos y a las que algunos quieren y cuidan como si de sus propios hijos se trataran, por eso la exposición no es simplemente un lugar en el que poder admirar estas joyas del motor, sino que se convierte en un lugar de reunión, un foro en el que apasionados de diferentes lugares comentan curiosidades y se dan consejos sobre talleres, seguros, etc...

Este tipo de concentraciones dan la oportunidad de contemplar vehículos nunca visto u olvidados. De crear nuevos entusiastas del motor o de reafirmar a quienes ya lo son. De poder exponer en algún lugar esos coches que de otra forma estarían abocados, únicamente, a los paseos de fin de semana. Así que ya sabéis, si sois amantes de aquellos maravillosos cacharros hay una nueva exposición a finales de Mayo. 

Alicia Macias. 

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